La propiedad intelectual e industrial es un tema de interés para Eduardo Bitran, ex ministro de Obras Públicas y también ex vicepresidente ejecutivo de Corfo. Actualmente, Bitran se desempeña como académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Adolfo Ibánez (UAI) y presidente del Club de Innovación.
La innovación empresarial ha tenido un cambio disruptivo con la cuarta revolución industrial. La ubicuidad de la transformación digital está cambiando casi todos los negocios. Los modelos de negocios de proyectos tecnológicos han cambiado dramáticamente, la capacidad de generar valor a los clientes actuales y potenciales en general no pasa por tecnologías patentables. El juego es quien mueve primero, como genero plataformas que generan masa crítica rápido y economías de red. La protección de derechos de autor del software, es una protección débil. La propiedad intelectual, no obstante, sigue siendo crucial en los ámbitos bio y nano tecnológico y en las ciencias de la ingeniería.
El respeto del Estado de Derecho es fundamental para el desarrollo de la sociedad. En Chile contamos con un marco normativo de propiedad intelectual de acuerdo a los estándares internacionales, los acuerdos de libre comercio también lo incorporan explícitamente, somos parte del tratado de cooperación en materia de patentes (PCT). No obstante, es bien sabido que existen detractores, especialmente por el impacto de las patentes en el precio de los medicamentos. Esta es una discusión, que no toma en cuenta la importancia que la innovación debería tener en el desarrollo del país. En la etapa que se encuentra Chile en su desarrollo la innovación es fundamental para lograr un crecimiento sostenible. En un contexto de innovación abierta, es fundamental poder transferir tecnología tanto de los desarrolladores locales como del mercado global. Si no respetamos la propiedad intelectual no podremos impulsar la innovación en Chile.
En los últimos diez años, el país ha realizado un esfuerzo importante por fortalecer el ecosistema de transferencia tecnológica desde las universidades al ámbito productivo. Los programas de Corfo de OTL, Hubs e Ingeniería 2030 han tenido un impacto importante en fortalecer la protección de propiedad intelectual y estimular licenciamiento y negocios de base tecnológica. Inicialmente, este esfuerzo fue muy orientado desde la oferta, hoy es fundamental incorporar a la demanda empresarial en enfoques de innovación abierta con contratos de I+D con universidades, empresas de base tecnológica y centros tecnológicos.
Como decía un colaborador internacional que tuve cuando estaba en Fundación Chile, el área bio y con mayor razón el farmacéutico es “un campo minado” desde la perspectiva de la propiedad intelectual. Cualquier desarrollo debe considerar además de las regulaciones de pruebas clínicas, las patentes que protegen plataformas, herramientas y los fármacos propiamente tal. La libertad de operación es una aspecto clave a tener en cuenta. De otro modo, se estaría trabajando para los terceros dueños de la propiedad intelectual.